Históricamente el mercado local en Santa Marta sufrió de fuertes limitaciones para su expansión, lo que dificultó el desarrollo de industrias y sectores líderes que impulsaran el crecimiento económico y mejoraran los niveles de vida de la sociedad. La falta de un mercado lo suficientemente amplio fue obstáculo  en el desarrollo de actividades comerciales e industrias diferentes al cultivo del banano, que fue la principal fuente de ingresos en la región.

Durante el siglo XX, hubo medidas de control por parte del Estado Soberano del Magdalena, una de ellas se conoció como el “concierto”, que limitaba el surgimiento de la ganadería y la circulación de la mano de obra entre las pequeñas unidades productivas. Esto afectó la producción agropecuaria, pesca y peonía en Santa Marta, lo cual junto con la limitada oferta de servicios profesionales en la ciudad cooperaron al atraso económico local. Además, la importación de mercancías provenientes de Europa representaba más del 80% del movimiento comercial, lo que generaba un déficit en la actividad económica de la población, donde cuya ciudad era conocida como “Lugar de paso” .